El concepto del proyecto surge de la integración entre la tradición cultural de la comunidad Ticuna y la implementación de soluciones arquitectónicas sostenibles adaptadas al entorno amazónico.

Se parte de la comprensión del territorio como un ecosistema vivo en el que el río Amazonas, la selva y las dinámicas productivas locales definen la vida cotidiana. Bajo esta visión, la arquitectura se plantea como una herramienta para fortalecer la relación entre el hábitat y la naturaleza, garantizando condiciones dignas de vida sin perder la esencia cultural.

El diseño propone la expansión de la comunidad hacia la Isla Mocagua, fomentando la productividad y manteniendo la disposición dispersa de las viviendas, lo que favorece la integración con el entorno. Se incorporan sistemas de recolección y tratamiento de agua, energías renovables y tecnologías de bajo impacto, junto al uso de materiales vernáculos como guadúa y maderas nativas, que posibilitan la autoconstrucción. De esta manera, el proyecto se concibe como un modelo replicable que articula tradición, sostenibilidad y resiliencia comunitaria.