Proyecto: Paisajes Empáticos Ecosistemas Fitodigitales - Bienal
Paisajes Empáticos Ecosistemas Fitodigitales
Concepto del Proyecto
Un paisaje sensible se despliega como punto de partida de esta investigación, en la que la arquitectura se plantea ya no como un objeto estático al servicio exclusivo de lo humano, sino como un medio de encuentro entre especies, tiempos y modos de existencia. Se propone una práctica arquitectónica alternativa, capaz de escuchar y traducir las señales del mundo vegetal, abriendo así el camino hacia una experiencia compartida del habitar. La investigación se centra en la creación de un dispositivo bioinspirado —el plantáfono—, una membrana sensible capaz de captar los sonidos ultrasónicos emitidos por las plantas y traducirlos en un lenguaje audiovisual accesible. Esta interfaz no solo busca revelar los estados emocionales del mundo vegetal, sino también construir un puente entre lo humano, lo digital y lo natural, desafiando las fronteras tradicionales de la arquitectura.
Para abordar esta visión, el proyecto se nutre de una metodología heurística que reconoce el conocimiento como proceso abierto y experimental, en lugar de lineal o determinista. La heurística permite la exploración creativa de lo desconocido, donde cada hallazgo no es un fin en sí mismo, sino una puerta hacia nuevas preguntas. A esta aproximación se suman las lógicas no clásicas, que se apartan de la rigidez binaria del pensamiento occidental y permiten comprender la complejidad y ambigüedad del mundo vivo. Bajo esta mirada, la arquitectura no se concibe desde un único marco racional, sino desde la coexistencia de múltiples perspectivas y verdades. De manera complementaria, la lógica de la empatía se incorpora como principio ético y proyectual: diseñar no solo para los humanos, sino con atención y cuidado hacia las formas de vida que habitan silenciosamente nuestro entorno. Esta triada metodológica se entrelaza con la biomímesis, entendida no solo como imitación de formas naturales, sino como aprendizaje profundo de los principios de resiliencia, eficiencia y adaptabilidad propios de la vida.
El marco problemático que orienta la investigación reconoce una condición contemporánea de apatía sistémica, expresada en distintos niveles: la apatía social frente a la crisis ambiental, la apatía arquitectónica que reduce los espacios a mercancías estandarizadas, y la apatía vegetal, entendida como la invisibilización histórica de las plantas en las dinámicas culturales y espaciales. Frente a estas formas de indiferencia, el proyecto plantea un gesto de resistencia: devolverle voz al mundo vegetal, no como recurso pasivo, sino como agente activo en la construcción de sensibilidades y formas de habitar.
El plantáfono emerge entonces como dispositivo central, resultado de un proceso de morfogénesis que toma inspiración en geometrías helicoidales y membranas dinámicas, capaces de vibrar con las señales acústicas emitidas por las plantas. Su materialidad combina componentes livianos, flexibles y piezoeléctricos, con sustratos no conductores de origen orgánico, que permiten la captación de vibraciones ultrasónicas y su transformación en pulsos eléctricos. Este comportamiento híbrido lo convierte en una piel sensible que oscila entre lo técnico y lo poético, entre el objeto arquitectónico y el organismo vivo. No se trata solo de una máquina de registro, sino de una mediación estética que traduce los susurros vegetales en paisajes audiovisuales, invitando a repensar la noción misma de espacio arquitectónico como un entorno que siente, responde y se transforma. El carácter pluridisciplinario del proyecto constituye otra de sus fortalezas. Se entrecruzan aquí la biología, la acústica, la nanotecnología, la filosofía, la arquitectura y el arte digital, en un diálogo que supera la fragmentación disciplinar y permite abordar el fenómeno de manera integral. Desde la biología se aporta el conocimiento sobre las emisiones ultrasónicas de las plantas; desde la ingeniería y la nanotecnología, los principios de captación y transformación energética; desde la filosofía, marcos como la ontología vegetal y la ética de la alteridad; desde la arquitectura, la capacidad de materializar estas ideas en experiencias espaciales; y desde el arte, la potencia de traducirlas en lenguajes sensibles que movilicen al espectador. Esta convergencia demuestra que el futuro de la arquitectura no puede pensarse en solitario, sino como una práctica necesariamente conectada con otras formas de conocimiento.
El horizonte que se abre con esta investigación es el de una arquitectura viva y empática, que no solo albergue cuerpos, sino que escuche voces, traduzca emociones y revele la vitalidad silenciosa de lo que llamamos entorno. Una arquitectura que se rehúsa a ser indiferente frente a la crisis de apatía sistémica, y que en cambio propone un habitar sostenido en la sensibilidad, la interconexión y la responsabilidad hacia lo no humano. En definitiva, este trabajo no busca únicamente diseñar un dispositivo, sino inaugurar un campo de reflexión y experimentación donde la arquitectura se reinventa como mediadora sensible, capaz de imaginar otras formas de cohabitar con lo que antes llamamos silencio.
Ficha técnica
o Tutor: Raul Niño Bernal
o Año: 2024
o Materiales: 4 Planchas, 1 Video y 1 Libro.
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