El crecimiento de las ciudades hacia zonas áreas rurales representa un incremento en la demanda de recursos ambientales y económicos, tanto para su construcción como para el mantenimiento posterior, así como el aumento de las islas de calor, impermeabilidad del suelo y mayor consumo energético en el sistema de transporte para cubrir el aumento de las distancias. Por lo que se debe plantear estrategias de renovaciones urbanas de espacios construidos próximos a servicios que fomente la compacidad urbana y la eficiencia energética, relevante para la prevención y confrontación del cambio climático.

La carrera Décima ha sido el resultado de diversas intervenciones aisladas a lo largo del crecimiento urbano de la ciudad de Bogotá, las cuales han ocasionado desequilibrios en las relaciones espaciales, ambientales y sociales, mediante la presencia reiterada de vacíos programáticos, grandes intersecciones e intercambiadores vehiculares, que fraccionan la continuidad de oferta de servicios, aíslan las dinámicas urbanas barriales e impiden el entendimiento de la décima como un eje constante de oferta de servicios. A su vez, la sectorización del uso del suelo a lo largo de su trayecto desde su inicio en el suroriente de la ciudad en el barrio 20 de Julio, hasta su extremo norte en el centro internacional, facilita el incremento en los tiempos de transporte de las personas para acceder a servicios de educación, empleo y cultura. Lo que incide en la calidad de vida al tener menor tiempo para realizar actividades físicas, compartir en familia y la realización de hobbies.

La ausencia de legibilidad, producto de las intervenciones aisladas, la baja compacidad de la décima y prioridad del tránsito vehicular en la distribución de la calle, dificultan la aparición de espacios y usos que fomenten habitar la calle y el desarrollo del “ballet de las aceras” de Jane Jacobs, en donde los constantes flujos y encuentros de las personas, mantienen el escenario de la calle como un espacio seguro mediante el entendimiento de comunidad.

La revitalización de la carrera décima de Bogotá es una propuesta de desarrollo urbano integral, que parte del entendimiento de la calle; como la expresión social entre lo público y lo privado que responde a un contexto histórico de ocupación del territorio, en busca de suplir las necesidades sociales de un espacio definido. Siendo la calle el resultado de los contextos temporales, sociales y espaciales, desde los cuales se plantea el desarrollo de la calle del futuro aplicada a la carrera décima.

Con la implementación de un TOD (Transit Oriented Development) se propone la creación de centros catalizadores de las dinámicas socioeconómicas, entorno a las estaciones del transporte público masivo. Articuladas mediante el fortalecimiento de la estructura ecológica principal como espacio público, la consolidación de esquinas en función del peatón y la activación de la calle, que, junto con la inserción de usos mixtos y la densificación sobre las centralidades que promuevan el uso de la calle durante mas tiempo en el día, en busca de mejorar la compacidad de la carrera décima y la calidad de vida de sus habitantes.

La implementación de un TOD y la compacidad de la avenida generaría beneficios como la reducción del tránsito y los tiempos de viaje, la disminución de la polución, incrementa los recorridos peatonales favoreciendo a los comercios locales y contribuye a la densificación de la ciudad, desincentivando el crecimiento y ocupación de las zonas rurales y mejorando la productividad urbana. Permitiendo así, la revitalización de la avenida mediante la implementación y fomentación del uso de medios de transporte masivo, como proyecto estructurante que permita la redistribución de la calle enfocada a las dinámicas socioeconómicas y ambientales, mediante la liberación del espacio anteriormente destinado para el tránsito de vehículos particulares. Entendiendo que la calle del futuro no debe responder únicamente al tránsito sino también a las necesidades sociales, económicas y ambientales.